Tal
como los lógicos utilizan la palabra, un argumento es un grupo de proposiciones
del cual se dice que una de ellas se sigue de las otras, consideradas como base
o fundamento para la verdad de éste.
Evidentemente, la palabra argumento a menudo se utiliza con otros sentidos, pero en lógica se
utiliza estrictamente en el sentido que se acaba de explicar. Para cada
inferencia posible existe un argumento correspondiente.
Está claro que un
argumento no es meramente una colección de proposiciones; un pasaje puede
contener varias proposiciones relacionadas y aún así no contener ningún
argumento Para que pueda decirse que existe un argumento, tiene que haber
alguna estructura en ese conjunto de proposiciones, una estructura que capture
o muestre alguna inferencia. Esta estructura se describe utilizando los
términos premisa y conclusión. La conclusión de un
argumento es la proposición que se afirma con base en otras proposiciones del
argumento. Estas otras proposiciones, las cuales se afirma (o se asume) que son
soporte de la conclusión, son las premisas del argumento.
*Glosario:
Proposición hipotética (o
condicional): Un tipo de proposición compuesta; es
falsa sólo cuando el antecedente
es verdadero y el consecuente es falso.
Inferencia: Proceso
en el que se relacionan proposiciones afirmando una proposición con base en otra u otras proposiciones.
Argumento: Conjunto
estructurado de proposiciones que refleja una inferencia.Premisa: Proposición utilizada en un argumento para dar soporte a alguna otra proposición.
Conclusión: Es la proposición a la que las otras proposiciones, las premisas, dan soporte en un argumento.
El argumento más simple
consiste en una premisa y una conclusión, la cual se dice que se sigue de la
primera. Cada una puede enunciarse en oraciones separadas, como en el argumento
que se lee en una etiqueta pegada en los libros de texto del estado de Alabama, Estados Unidos:
Nadie estaba presente cuando surgió
la vida por primera vez sobre la Tierra. Por
lo tanto, cualquier enunciado acerca del origen de la vida tiene que se considerado
una teoría, no un hecho.
O bien, tanto la premisa como la conclusión pueden
enunciarse en la misma oración, como en el siguiente argumento:
Puesto que se sabe que los seres
humanos descienden de un pequeño número de ancestros
africanos de nuestro pasado evolutivo reciente, creer en profundas diferencias
raciales es tan ridículo como creer que la tierra es plana.
El enunciado de la conclusión del argumento puede proceder al enunciado anterior, es
decir, a su única premisa. He aquí un ejemplo:
La Food and Drug Administration
(Administración de Alimentos y Medicamentos) debería suspender
toda venta de cigarros inmediatamente. Después
de todo, el tabaquismo es la principal causa de muerte prevenible.
Aun cuando la premisa y la conclusión están unidas
en una sola oración, la conclusión del argumento puede presentarse al inicio.
Por ejemplo:
Toda ley es un mal, pues todas las
leyes son un atentado contra la libertad.
La mayoría de los argumentos son más complicados que
éste, algunos contienen proposiciones compuestas donde sus diversos componentes
tienen una relación intrincada. Pero cada argumento, simple o complejo,
consiste en un grupo de proposiciones de las cuales una es la conclusión y las
otras son las premisas ofrecidas como soporte.
Puesto que un argumento
está constituido por un grupo de proposiciones, ninguna proposición puede, por
sí misma, ser un argumento. Pero algunas proposiciones compuestas parecen
argumentos. Considere la siguiente proposición hipotética:
Si hubo vida en Marte durante un
periodo temprano de su historia, cuando tenía atmósfera
y clima similares a los de la Tierra, entonces, es probable que haya vida
en los innumerables planetas que los científicos creen ahora que existen en nuestra
galaxia.
Ni el primer componente de esta proposición –“hubo
vida en Marte durante un periodo temprano de su historia, cuando tenía
atmósfera y clima similares a los de la tierra”- ni es segundo componente –“es
probable que haya vida en los innumerables planetas que los científicos, creen
ahora, que existen en nuestra galaxia”-
se afirman. La proposición únicamente afirma que el primer componente
implica al segundo, y ambos bien podrían ser falsos. En este pasaje no se hace
ninguna inferencia, no se declara ninguna conclusión como verdadera. Se trata
de una proposición hipotética, no de un argumento. Ahora, considere un pasaje
similar al anterior en algunos aspectos:
Es probable que haya habido vida en los
innumerables planetas que los científicos creen ahora que existen
en nuestra galaxia, puesto que es muy importante
que haya habido vida en Marte durante un periodo temprano de su historia,
cuando tenía atmósfera y clima similares a los de la Tierra.
En este caso sí tenemos un argumento. La preposición
“es muy probable que haya habido vida en Marte durante un periodo temprano de
su historia”, se asevera como premisa, y la proposición “es probable que haya
habido vida en los innumerables planetas”, se afirma que se sigue de esta
premisa y que es verdadera. Una proposición hipotética puede tener la apariencia de un argumento, pero nunca puede ser un argumento y no se
deben confundir.
Aunque
todo argumento es un conjunto estructurado de preposiciones, no todos los
conjuntos estructurados de preposiciones son argumentos.
Considere esta descripción reciente de la
desigualdad mundial:
En ese mismo mundo en donde viven ahora más
de mil millones de personas con un nivel de ingresos nunca antes
conocido, hay otros casi mil millones de personas
que luchan por sobrevivir con el poder adquisitivo equivalente a un dólar
estadounidense al día. La mayoría de los pobres más pobres del mundo están mal alimentados, no tienen
acceso a agua potable ni a los servicios sanitarios
básicos, y no pueden enviar a sus hijos a la escuela. De acuerdo con la
Unicef, anualmente mueren más de
120 millones de niños –unos 30 000 al día- por causas
prevenibles relacionadas con la pobreza.
Este informe es sumamente inquietante, pero no
contiene ningún argumento.
Razonar
es un arte, así como una ciencia. Es algo que hacemos, así como algo que entendemos. Exponer las razones por nuestras creencias es algo
que sucede naturalmente, pero la habilidad en el arte de construir argumentos,
así como probarlos, requiere práctica. Es más probable que pueda razonar
correctamente alguien que ha practicado y reforzado esta habilidad, que alguien
que nunca ha considerado los principios involucrados.
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