domingo, 3 de enero de 2016

Argumentos deductivos e inductivos


Todo argumento afirma que sus premisas ofrecen fundamentos para la verdad de su conclusión; tal afirmación es la característica principal de un argumento. Peo hay dos maneras muy distintas en que una conclusión se sustenta en sus premisas, y, por lo tanto hay dos grandes clases de argumentos: argumentos deductivos y argumentos inductivos. Entender esta distinción es esencial para el estudio de la lógica.

            Un argumento deductivo afirma que su conclusión es apoyada por sus premisas de manera concluyente. Un argumento inductivo, en contraste, no afirma tal cosa. Por lo tanto, si juzgamos que en algún pasaje se afirma que un argumento es concluyente, debemos tratar tal argumento como deductivo; si juzgamos que no se está afirmando tal cosa, lo trataremos como inductivo. Puesto que todo argumento es concluyente o no lo es, todo argumento es deductivo o inductivo.

            Cuando se sostiene que las premisas de un argumento (si son verdaderas) ofrecen fundamentos incontrovertibles para la verdad de su conclusión, tal afirmación sólo puede ser correcta o incorrecta. Si es correcta, ese argumento es válido. Si es incorrecta (esto es, si las premisas siendo verdaderas no establecen la conclusión irrefutable, a pesar de que sostengan que lo hacen) el argumento es inválido.

            Para los lógicos, el término validez se aplica únicamente a argumentos deductivos. Decir que un argumento deductivo es válido, es decir que no es posible que su conclusión sea falsa si las premisas son verdaderas. Así pues, definimos validez de la siguiente manera: Un argumento deductivo es válido cuando, siendo sus premisas verdaderas, su conclusión debe ser verdadera. En el leguaje cotidiano, desde luego, el término válido se utiliza con menos rigor.

            Aunque todos los argumentos deductivos afirman que sus premisas garantizan la verdad de su conclusión, por supuesto no todos los argumentos deductivos cumplen tal afirmación. Los argumentos deductivos cuyas premisas no garantizan la verdad de su conclusión, son inválidos.

            Un argumento inductivo no es concluyente. Aun si las premisas de un argumento inductivo son verdaderas, éstas no soportan la conclusión con certeza. Los argumentos inductivos, por lo tanto, afirman algo más débil (per no menos importante) que sus premisas dan soporte a su conclusión con cierta probabilidad, siempre está cerca de la certeza. Los términos validez e invalidez, por lo tanto, no se aplican a los argumentos inductivos.

            La diferencia entre inducción y deducción radica en la naturaleza en la que se establecen los distintos tipos de argumentos sobre las relaciones entre sus premisas y sus conclusiones. Así, caracterizamos los dos tipos de argumentos como sigue: Un argumento deductivo es aquel que establece que su conclusión se sigue de sus premisas con absoluta necesidad, esta necesidad no es cuestión de grado y no depende de ninguna manera de cualquier otra cosa que sea el caso. En agudo contraste, un argumento inductivo es aquel que establece que su conclusión se sigue de premisas sólo con cierta probabilidad, esta probabilidad es cuestión de grado y depende de cualquier otra cosa que sea el caso.

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