Todo argumento afirma que sus premisas ofrecen
fundamentos para la verdad de su conclusión; tal afirmación es la
característica principal de un argumento. Peo hay dos maneras muy distintas en
que una conclusión se sustenta en sus premisas, y, por lo tanto hay dos grandes
clases de argumentos: argumentos
deductivos y argumentos inductivos. Entender
esta distinción es esencial para el estudio de la lógica.
Un
argumento deductivo afirma que su conclusión es apoyada por sus premisas de manera concluyente. Un argumento
inductivo, en contraste, no afirma tal cosa. Por lo tanto, si juzgamos que en
algún pasaje se afirma que un argumento es concluyente, debemos tratar tal
argumento como deductivo; si juzgamos que no se está afirmando tal cosa, lo
trataremos como inductivo. Puesto que todo argumento es concluyente o no lo es,
todo argumento es deductivo o inductivo.
Cuando
se sostiene que las premisas de un argumento (si son verdaderas) ofrecen
fundamentos incontrovertibles para la verdad de su conclusión, tal afirmación
sólo puede ser correcta o incorrecta. Si es correcta, ese argumento es válido. Si es incorrecta (esto es, si
las premisas siendo verdaderas no establecen la conclusión irrefutable, a pesar
de que sostengan que lo hacen) el argumento es inválido.
Para
los lógicos, el término validez se
aplica únicamente a argumentos deductivos. Decir que un argumento deductivo es
válido, es decir que no es posible que su conclusión sea falsa si las premisas
son verdaderas. Así pues, definimos validez
de la siguiente manera: Un argumento
deductivo es válido cuando, siendo sus premisas verdaderas, su conclusión debe
ser verdadera. En el leguaje cotidiano, desde luego, el término válido se
utiliza con menos rigor.
Aunque
todos los argumentos deductivos afirman que sus premisas garantizan la verdad
de su conclusión, por supuesto no todos los argumentos deductivos cumplen tal
afirmación. Los argumentos deductivos cuyas premisas no garantizan la verdad de
su conclusión, son inválidos.
Un
argumento inductivo no es concluyente. Aun si las premisas de un argumento
inductivo son verdaderas, éstas no soportan la conclusión con certeza. Los
argumentos inductivos, por lo tanto, afirman algo más débil (per no menos
importante) que sus premisas dan soporte a su conclusión con cierta probabilidad, siempre está cerca de la
certeza. Los términos validez e invalidez,
por lo tanto, no se aplican a los argumentos inductivos.
La diferencia entre inducción y
deducción radica en la naturaleza en la que se establecen los distintos tipos de argumentos sobre las relaciones entre sus premisas y sus
conclusiones. Así, caracterizamos
los dos tipos de argumentos como sigue: Un
argumento deductivo es aquel que establece que su conclusión se sigue de sus
premisas con absoluta necesidad, esta necesidad no es cuestión de grado y no
depende de ninguna manera de cualquier otra cosa que sea el caso. En agudo
contraste, un argumento inductivo es
aquel que establece que su conclusión se sigue de premisas sólo con cierta
probabilidad, esta probabilidad es cuestión de grado y depende de cualquier
otra cosa que sea el caso.
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