![]() La necesidad de argumentar en la vida diaria Desde pequeños construimos argumentos y, a medida que vamos creciendo, va aumentando nuestra necesidad de mejorar esta habilidad, pues tenemos que justificar nuestras decisiones, creencias y opiniones ante los demás y ante nosotros mismos, así como plantear soluciones a problemas que enfrentamos cotidianamente. Es probable que en esta semana hayas construido varios argumentos sin percatarte de ello de manera consciente. No obstante, si bien es cierto que construimos argumentos con frecuencia, muchas veces lo hacemos de manera desordenada, de tal forma que los demás no nos entienden y eso impide que podamos convencernos o hacer valer nuestras ideas. Algunas veces quizá intentamos rebatir las opiniones de alguien, pero carecemos de las herramientas necesarias para lograrlo. Cuántas veces no compartimos, y sin embargo nos sentimos incapaces de refutarlas. Es muy importante desarrollar una buena habilidad para construir argumentos con ello puedes defender tus puntos de vista y tus creencias con claridad y solidez, refutar racionalmente aquellas opiniones con las que no estés de acuerdo o que consideres inválidas, evaluar alternativas de manera racional y alcanzar consistentes y bien fundados con los demás, especialmente en aquellos temas controvertidos que ameritan una buena dosis de consenso y acuerdo. |
domingo, 3 de enero de 2016
Vida cotidiana
La argumentación
Se llama argumentación
a la expresión del raciocinio. Cuando externamos un raciocinio, lo hacemos
mediante palabras relacionadas entre sí, formando oraciones, construyendo los
argumentos o argumentaciones.
La argumentación expresa una serie
de pensamientos que desembocan en una conclusión. Mediante la
argumentación se expresa toda clase de raciocinios: inductivos o deductivos,
verdaderos o falsos, correctos o incorrectos, e incluso sofismas; la
lógica no los estudia directamente (pues esto corresponde a la gramática), pero
explica la estructura mental que los forma. La gramática, al ser la ciencia
encargada de estudiar la función de las palabras, analiza detalladamente la
argumentación. No olvidemos que en las palabras están implícitas las ideas; en
las oraciones, los juicios, y en las argumentaciones, los raciocinios.
La argumentación del raciocinio se
forma con las oraciones o proposiciones, las cuales se enlazan lógicamente para
llegar a una consecuencia.
(Las proposiciones se enlazan
lógicamente y llegan a una consecuencia y forman los argumentos del
raciocinio).
El
silogismo es el típico raciocinio deductivo empleado en la demostración.
Argumentos
Las proposiciones son los ladrillos con los que
están hechos los argumentos. Cuando afirmamos o llegamos a una proposición
basándonos en otras proposiciones, decimos que hemos hecho una inferencia. La inferencia es el proceso
que puede ligar a un conjuntos de proposiciones. Algunas inferencias son
justificadas o correctas, otras no. Para determinar si una inferencia es
correcta o no, el lógico examina las proposiciones con las que inicia y termina
el proceso y las relaciones entre estas proposiciones. Este conjunto de
proposiciones constituye un argumento. Los argumentos son el
principal objeto d estudio de la lógica.
*Glosario:
Premisa: Proposición utilizada en un argumento para dar soporte a alguna otra proposición.
Conclusión: Es la proposición a la que las otras proposiciones, las premisas, dan soporte en un argumento.
Tal
como los lógicos utilizan la palabra, un argumento es un grupo de proposiciones
del cual se dice que una de ellas se sigue de las otras, consideradas como base
o fundamento para la verdad de éste.
Evidentemente, la palabra argumento a menudo se utiliza con otros sentidos, pero en lógica se
utiliza estrictamente en el sentido que se acaba de explicar. Para cada
inferencia posible existe un argumento correspondiente.
Está claro que un
argumento no es meramente una colección de proposiciones; un pasaje puede
contener varias proposiciones relacionadas y aún así no contener ningún
argumento Para que pueda decirse que existe un argumento, tiene que haber
alguna estructura en ese conjunto de proposiciones, una estructura que capture
o muestre alguna inferencia. Esta estructura se describe utilizando los
términos premisa y conclusión. La conclusión de un
argumento es la proposición que se afirma con base en otras proposiciones del
argumento. Estas otras proposiciones, las cuales se afirma (o se asume) que son
soporte de la conclusión, son las premisas del argumento.
*Glosario:
Proposición hipotética (o
condicional): Un tipo de proposición compuesta; es
falsa sólo cuando el antecedente
es verdadero y el consecuente es falso.
Inferencia: Proceso
en el que se relacionan proposiciones afirmando una proposición con base en otra u otras proposiciones.
Argumento: Conjunto
estructurado de proposiciones que refleja una inferencia.Premisa: Proposición utilizada en un argumento para dar soporte a alguna otra proposición.
Conclusión: Es la proposición a la que las otras proposiciones, las premisas, dan soporte en un argumento.
El argumento más simple
consiste en una premisa y una conclusión, la cual se dice que se sigue de la
primera. Cada una puede enunciarse en oraciones separadas, como en el argumento
que se lee en una etiqueta pegada en los libros de texto del estado de Alabama, Estados Unidos:
Nadie estaba presente cuando surgió
la vida por primera vez sobre la Tierra. Por
lo tanto, cualquier enunciado acerca del origen de la vida tiene que se considerado
una teoría, no un hecho.
O bien, tanto la premisa como la conclusión pueden
enunciarse en la misma oración, como en el siguiente argumento:
Puesto que se sabe que los seres
humanos descienden de un pequeño número de ancestros
africanos de nuestro pasado evolutivo reciente, creer en profundas diferencias
raciales es tan ridículo como creer que la tierra es plana.
El enunciado de la conclusión del argumento puede proceder al enunciado anterior, es
decir, a su única premisa. He aquí un ejemplo:
La Food and Drug Administration
(Administración de Alimentos y Medicamentos) debería suspender
toda venta de cigarros inmediatamente. Después
de todo, el tabaquismo es la principal causa de muerte prevenible.
Aun cuando la premisa y la conclusión están unidas
en una sola oración, la conclusión del argumento puede presentarse al inicio.
Por ejemplo:
Toda ley es un mal, pues todas las
leyes son un atentado contra la libertad.
La mayoría de los argumentos son más complicados que
éste, algunos contienen proposiciones compuestas donde sus diversos componentes
tienen una relación intrincada. Pero cada argumento, simple o complejo,
consiste en un grupo de proposiciones de las cuales una es la conclusión y las
otras son las premisas ofrecidas como soporte.
Puesto que un argumento
está constituido por un grupo de proposiciones, ninguna proposición puede, por
sí misma, ser un argumento. Pero algunas proposiciones compuestas parecen
argumentos. Considere la siguiente proposición hipotética:
Si hubo vida en Marte durante un
periodo temprano de su historia, cuando tenía atmósfera
y clima similares a los de la Tierra, entonces, es probable que haya vida
en los innumerables planetas que los científicos creen ahora que existen en nuestra
galaxia.
Ni el primer componente de esta proposición –“hubo
vida en Marte durante un periodo temprano de su historia, cuando tenía
atmósfera y clima similares a los de la tierra”- ni es segundo componente –“es
probable que haya vida en los innumerables planetas que los científicos, creen
ahora, que existen en nuestra galaxia”-
se afirman. La proposición únicamente afirma que el primer componente
implica al segundo, y ambos bien podrían ser falsos. En este pasaje no se hace
ninguna inferencia, no se declara ninguna conclusión como verdadera. Se trata
de una proposición hipotética, no de un argumento. Ahora, considere un pasaje
similar al anterior en algunos aspectos:
Es probable que haya habido vida en los
innumerables planetas que los científicos creen ahora que existen
en nuestra galaxia, puesto que es muy importante
que haya habido vida en Marte durante un periodo temprano de su historia,
cuando tenía atmósfera y clima similares a los de la Tierra.
En este caso sí tenemos un argumento. La preposición
“es muy probable que haya habido vida en Marte durante un periodo temprano de
su historia”, se asevera como premisa, y la proposición “es probable que haya
habido vida en los innumerables planetas”, se afirma que se sigue de esta
premisa y que es verdadera. Una proposición hipotética puede tener la apariencia de un argumento, pero nunca puede ser un argumento y no se
deben confundir.
Aunque
todo argumento es un conjunto estructurado de preposiciones, no todos los
conjuntos estructurados de preposiciones son argumentos.
Considere esta descripción reciente de la
desigualdad mundial:
En ese mismo mundo en donde viven ahora más
de mil millones de personas con un nivel de ingresos nunca antes
conocido, hay otros casi mil millones de personas
que luchan por sobrevivir con el poder adquisitivo equivalente a un dólar
estadounidense al día. La mayoría de los pobres más pobres del mundo están mal alimentados, no tienen
acceso a agua potable ni a los servicios sanitarios
básicos, y no pueden enviar a sus hijos a la escuela. De acuerdo con la
Unicef, anualmente mueren más de
120 millones de niños –unos 30 000 al día- por causas
prevenibles relacionadas con la pobreza.
Este informe es sumamente inquietante, pero no
contiene ningún argumento.
Razonar
es un arte, así como una ciencia. Es algo que hacemos, así como algo que entendemos. Exponer las razones por nuestras creencias es algo
que sucede naturalmente, pero la habilidad en el arte de construir argumentos,
así como probarlos, requiere práctica. Es más probable que pueda razonar
correctamente alguien que ha practicado y reforzado esta habilidad, que alguien
que nunca ha considerado los principios involucrados.
La validez lógica de los argumentos
La lógica
tiene como finalidad distinguir el razonamiento correcto del incorrecto, y para
ello emplea los métodos de prueba
que han resultado ser los más adecuados.
Los métodos para la demostración
válida y no válida de argumentos son los que se presenten a tal propósito.
Un argumento es una secuencia o
serie de proposiciones en la que una de ellas, llamada conclusión, se infiere o se obtiene de las premisas. La validez de los argumentos consiste en
que las premisas y la conclusión que se encuentran lógicamente estructurados,
sin importar si un argumento es verdadero o falso, puesto que lo importante
será destacar la coherencia lógica o formal y la aplicación correcta de las
reglas y leyes.
Para saber si un argumento es lógico
o no, hay que ver si coincide con una ley de implicación, puesto que todo
raciocinio que tenga la forma de una de estas leyes será válido, y el que no
coincida no lo será.
Debe tenerse en cuenta que en muchos
argumentos se aplican varias leyes de implicación y equivalencia. Existen
argumentos en los que se van obteniendo conclusiones enlazadas que son
resultado de la aplicación de alguna de las leyes anteriores.
Cuando los argumentos son símbolos,
no tienen contenido; por eso se dice que son válidos o no únicamente por su
forma. Por ello, para probar su validez de un argumento expresado en palabras,
se pasa a uno expresando simbólicamente, al que se llama forma lógica, y
se señala con qué modo coincide o qué ley se aplica.
Ejemplo:
- Si hoy es sábado, entonces
iré al cine.
- No es cierto que iré al
cine.
- Por tanto, hoy no es sábado.
Se aplica
el m.t.t y su forma lógica es:
- p ↄ q
- -q
- Por lo tanto -q
De
esta manera, si cualquier argumento se puede pasar a una ley, con seguridad ese
argumento será válido.
La validez lógica de los argumentos
se obtiene mediante la demostración formal, ésta se lleva a cabo a través de
las reglas de inferencia. La conclusión de un argumento debe ser la
consecuencia lógica de las premisas, esta validez se fundamenta en la siguiente
preposición: de premisas verdaderas sólo se obtienen conclusiones
verdaderas.
La
invalidez se dará cuando de premisas verdaderas lleguemos a una conclusión
falsa.
Existen
tres formas de probar la validez o invalidez de un argumento:
1.
Desarrollo de la demostración a través de las reglas de inferencia. Si
llegamos a la premisa que se pide como conclusión mediante el empleo de las
reglas adecuadas que se pide como conclusión mediante el empleo de las reglas
adecuadas en el argumento es válido.
2. Mediante
una tabla de verdad. El argumento será válido siempre y cuando no aparezca
una línea en la cual las premisas sean verdaderas y la conclusión falsa.
Ejemplo:
Si trabajas entonces podrás comprarte tu automóvil.
Trabajaste.
Por lo tanto, compraste tu automóvil.
Al simbolizar:
1) P-->Q
2) P
3) Q
3. Mediante
diagramas de verdad. Demostramos la validez o invalidez de un argumento
asignando valores de verdad a las proposiciones atómicas que lo constituyen. Si
hubiera algún caso en que se infiera una conclusión falsa de premisas verdades
el argumento es inválido.
Ejemplo:
O el día está
nublado o está soleado.
Si el día
está nublado entonces jugaremos dominó.
Si el día
está soleado entonces jugaremos fútbol.
Por lo
tanto, o jugaremos dominó o jugaremos fútbol.
Al
simbolizar:
1) P V
Q
2) P
--> R
3) Q --> S
4) R V S
Argumentos deductivos e inductivos
Todo argumento afirma que sus premisas ofrecen
fundamentos para la verdad de su conclusión; tal afirmación es la
característica principal de un argumento. Peo hay dos maneras muy distintas en
que una conclusión se sustenta en sus premisas, y, por lo tanto hay dos grandes
clases de argumentos: argumentos
deductivos y argumentos inductivos. Entender
esta distinción es esencial para el estudio de la lógica.
Un
argumento deductivo afirma que su conclusión es apoyada por sus premisas de manera concluyente. Un argumento
inductivo, en contraste, no afirma tal cosa. Por lo tanto, si juzgamos que en
algún pasaje se afirma que un argumento es concluyente, debemos tratar tal
argumento como deductivo; si juzgamos que no se está afirmando tal cosa, lo
trataremos como inductivo. Puesto que todo argumento es concluyente o no lo es,
todo argumento es deductivo o inductivo.
Cuando
se sostiene que las premisas de un argumento (si son verdaderas) ofrecen
fundamentos incontrovertibles para la verdad de su conclusión, tal afirmación
sólo puede ser correcta o incorrecta. Si es correcta, ese argumento es válido. Si es incorrecta (esto es, si
las premisas siendo verdaderas no establecen la conclusión irrefutable, a pesar
de que sostengan que lo hacen) el argumento es inválido.
Para
los lógicos, el término validez se
aplica únicamente a argumentos deductivos. Decir que un argumento deductivo es
válido, es decir que no es posible que su conclusión sea falsa si las premisas
son verdaderas. Así pues, definimos validez
de la siguiente manera: Un argumento
deductivo es válido cuando, siendo sus premisas verdaderas, su conclusión debe
ser verdadera. En el leguaje cotidiano, desde luego, el término válido se
utiliza con menos rigor.
Aunque
todos los argumentos deductivos afirman que sus premisas garantizan la verdad
de su conclusión, por supuesto no todos los argumentos deductivos cumplen tal
afirmación. Los argumentos deductivos cuyas premisas no garantizan la verdad de
su conclusión, son inválidos.
Un
argumento inductivo no es concluyente. Aun si las premisas de un argumento
inductivo son verdaderas, éstas no soportan la conclusión con certeza. Los
argumentos inductivos, por lo tanto, afirman algo más débil (per no menos
importante) que sus premisas dan soporte a su conclusión con cierta probabilidad, siempre está cerca de la
certeza. Los términos validez e invalidez,
por lo tanto, no se aplican a los argumentos inductivos.
La diferencia entre inducción y
deducción radica en la naturaleza en la que se establecen los distintos tipos de argumentos sobre las relaciones entre sus premisas y sus
conclusiones. Así, caracterizamos
los dos tipos de argumentos como sigue: Un
argumento deductivo es aquel que establece que su conclusión se sigue de sus
premisas con absoluta necesidad, esta necesidad no es cuestión de grado y no
depende de ninguna manera de cualquier otra cosa que sea el caso. En agudo
contraste, un argumento inductivo es
aquel que establece que su conclusión se sigue de premisas sólo con cierta
probabilidad, esta probabilidad es cuestión de grado y depende de cualquier
otra cosa que sea el caso.
Argumentación probable
Como la demostración es causa de la
ciencia, el silogismo probable produce la opinión o asentimiento de la mente a
alguna proposición como verdadera, pero con temor de que lo contrario sea
verdadero. El asentamiento y el temor tienen varios grados, según las razones
que lo determinan. La intensidad del asentamiento y la intensidad del temor
está en razón inversa: cuanto más fuerte es el asentamiento, menos fuerte es el
temor y viceversa. La opinión se puede concebir como intermedio entre la duda y
la certeza; y, por lo mismo, se acercará más o menos a cualquiera de los dos
extremos. De aquí resaltan los varios grados de probabilidad en las opiniones.
Argumentación probable es aquella en
la que premisas probables lógicamente se infiere una conclusión probable.
Metodología para la construcción de argumentos
Vista la importancia de la argumentación, aquí te proponemos una metodología
para construir argumentos que incluye los siguientes pasos:
I. Elección del tema.
II. Delimitación del tema.
III. Planteamiento del problema.
IV. Planteamiento de la hipótesis (conclusión).
V. Búsqueda de razones (premisas) que apoyen la hipótesis (conclusión).
VI. Construcción del argumento.
VII. Refutación del argumento.
Veámoslos con más detalle:
l. Elección del tema
El tema se expresa a través de un concepto, por ejemplo:
a) Los animales.
b) Los derechos de los animales.
c) La situación de los derechos de los animales en el mundo.
d) La situación de los derechos de los animales en México.
Recuerda que un concepto es algo diferente, a una proposición, pues a diferencia de ésta, no afirma nada acerca del objeto. Por lo anterior, un concepto no puede ser verdadero ni falso, como sí lo son proposiciones.
El planteamiento del tema debe entonces cumplir los siguientes requisitos:
a) No se debe confundir con la proposición.
b) Debe estar planteado de manera clara.
c) Debe de ser específico, interesante y actual.
d) Debe de ser interesante.
e) Debe ser actual.
II. Delimitación del tema
Una vez que hemos elegido un tema, es preciso delimitarlo, es decir, especificar qué nos interesa exactamente de él. Nosotros ya hemos seleccionado el tema de Los animales. Con él ilustraremos nuestra metodología para mostrarte, paso a paso, cómo construir argumentos.
Hay quieres tienen habilidad para elegir, de entrada, un tema ya delimitado, es decir, conciso y específico, que no da lugar a divulgaciones. La mayoría sin embargo no posee esta destreza, pero tampoco ve con claridad cuál es su importancia. Preguntémonos: ¿Qué ventajas o desventajas tiene elegir un tema muy amplio o uno muy específico? La respuesta es simple:
Para seguir con nuestro ejemplo, delimitaremos el tema de los animales haciéndolo más específico. Por ejemplo, Los derechos de los animales. Podemos percatarnos en primera instancia que el primer concepto es demasiado amplio, pues podría referirse a innumerables tópicos: los animales en peligro de extinción, los tipos de animales de ciertas regiones, el daño o beneficio que causan a los humanos, sus derechos, y muchos otros aspectos parecidos, con lo cual abarcaríamos un tema tan amplio, que hacer una buena investigación nos llevaría lo que se dice toda una vida, y en realidad lograríamos poca profundidad de su tratamiento. Por tal razón elegimos sólo un aspecto de la inmensidad de aristas posibles para avanzar más rápido en nuestra investigación y profundizar lo más posible que si nuestro tema fuera tan general como Los animales.
III. Planteamiento del problema
Un problema plantea una cuestión a resolver. Al plantear un problema es necesario cuidar que cumpla los siguientes requisitos:
I. Elección del tema.
II. Delimitación del tema.
III. Planteamiento del problema.
IV. Planteamiento de la hipótesis (conclusión).
V. Búsqueda de razones (premisas) que apoyen la hipótesis (conclusión).
VI. Construcción del argumento.
VII. Refutación del argumento.
Veámoslos con más detalle:
l. Elección del tema
El tema se expresa a través de un concepto, por ejemplo:
a) Los animales.
b) Los derechos de los animales.
c) La situación de los derechos de los animales en el mundo.
d) La situación de los derechos de los animales en México.
Recuerda que un concepto es algo diferente, a una proposición, pues a diferencia de ésta, no afirma nada acerca del objeto. Por lo anterior, un concepto no puede ser verdadero ni falso, como sí lo son proposiciones.
El planteamiento del tema debe entonces cumplir los siguientes requisitos:
a) No se debe confundir con la proposición.
b) Debe estar planteado de manera clara.
c) Debe de ser específico, interesante y actual.
d) Debe de ser interesante.
e) Debe ser actual.
II. Delimitación del tema
Una vez que hemos elegido un tema, es preciso delimitarlo, es decir, especificar qué nos interesa exactamente de él. Nosotros ya hemos seleccionado el tema de Los animales. Con él ilustraremos nuestra metodología para mostrarte, paso a paso, cómo construir argumentos.
Hay quieres tienen habilidad para elegir, de entrada, un tema ya delimitado, es decir, conciso y específico, que no da lugar a divulgaciones. La mayoría sin embargo no posee esta destreza, pero tampoco ve con claridad cuál es su importancia. Preguntémonos: ¿Qué ventajas o desventajas tiene elegir un tema muy amplio o uno muy específico? La respuesta es simple:
·
Elegir un tema muy amplio implicará mayor tiempo
y menor profundidad de investigación.
·
Un tema específico implicará menor tiempo y mayor
profundidad de investigación.
Para seguir con nuestro ejemplo, delimitaremos el tema de los animales haciéndolo más específico. Por ejemplo, Los derechos de los animales. Podemos percatarnos en primera instancia que el primer concepto es demasiado amplio, pues podría referirse a innumerables tópicos: los animales en peligro de extinción, los tipos de animales de ciertas regiones, el daño o beneficio que causan a los humanos, sus derechos, y muchos otros aspectos parecidos, con lo cual abarcaríamos un tema tan amplio, que hacer una buena investigación nos llevaría lo que se dice toda una vida, y en realidad lograríamos poca profundidad de su tratamiento. Por tal razón elegimos sólo un aspecto de la inmensidad de aristas posibles para avanzar más rápido en nuestra investigación y profundizar lo más posible que si nuestro tema fuera tan general como Los animales.
III. Planteamiento del problema
Un problema plantea una cuestión a resolver. Al plantear un problema es necesario cuidar que cumpla los siguientes requisitos:
a)
El problema se debe de plantear en forma de pregunta.
b)
Debe estar directamente relacionado
con el tema elegido.
c)
Debe de abordar sólo un tema.
Siguiendo con nuestro ejemplo,
plantearíamos nuestro problema de la siguiente manera:
¿Los animales tienen
derechos?
IV. Planteamiento de la
hipótesis (tesis o conclusión)
La hipótesis es la respuesta al problema planteado, es
decir, la tesis o planteamiento que se defenderá y del
cual se quiere convencer a otros, y que a su vez dará lugar a la conclusión de nuestro argumento.
La
hipótesis se expresa a través de una afirmación.
Esto no implica que no puedan existir
negaciones de ella, pues en tal caso estaríamos afirmando que no se
establece la relación entre sujeto y predicado.
Por
ejemplo, si argumentamos que Los animales
no tienen derechos, estamos afirmando
que no se da la relación entre el concepto
animales y el concepto derechos.
Cuida
que tu hipótesis cumpla los siguientes requisitos:
a)
Que sea una afirmación.
b)
Que esté escrita de forma clara,
evitando un lenguaje ambiguo, inconsistente o
demasiado
abstracto.
c)
Que responda de manera directa al
problema planteado.
d)Que
sea creíble.
e)Que
sea específica.
f)
Que sea pertinente (que no se salga
o desvíe del tema planteado).
g)
Que sea defendible (que hay razones
buenas a su favor).
Ateniendo estos requisitos,
nuestra hipótesis para el problema ¿Los
animales tienen derechos? sería:
Algunos animales tienen derechos.
V. Búsqueda de razones
(premisas) que apoyen la hipótesis (conclusión)
Un paso importante en la
construcción de argumentos es ofrecer razones (premisas) para apoyar la
hipótesis (conclusión), es decir, para justificar nuestras creencias. Es este paso lo que distinguirá la
hipótesis o conclusión de una simple opinión.
Al
llegar a este punto, será necesario que listes todas las razones (premisas) que
se te ocurran para defender la conclusión.
Así,
volviendo a nuestro ejemplo, para defender la tesis de que Algunos animales tienen derechos se me ocurren las siguientes
razones:
a)
Algunos animales son seres sensibles.
b)
Algunos animales sufren.
c)
Algunos animales pueden ser dañados por nosotros.
d)
Algunos animales tienen un sistema nervioso central que, al igual que el de los
humanos los hace seres capaces
de experimentar sensaciones de placer o dolor.
e)
Algunos animales no dañan a nadie.
f)
Algunos animales, al igual que los seres humanos, deben tener derechos.
g)
Algunos animales están indefensos.
Una vez expuestas todas nuestras
razones, evaluamos cuáles de ellas cumplen los siguientes requisitos, pues
tenemos que cuidar que sean:
·
Claras.
Expresadas en un lenguaje que no se preste a ambigüedad.
·
Verdaderas.
Lo que se afirma se corresponde con la realidad.
·
Pertinentes.
Están relacionadas con lo que se define en la conclusión y no se desvíe del
tema.
·
Suficientes.
Ofrecen el apoyo necesario (no menos) para apoyar la conclusión.
De la primera lista de razones que
escribiste a favor de tu conclusión, ahora elegirás sólo aquellas que cumplan
los criterios anteriores. Recuerda que las premisas darán sustento a tu
conclusión, de tal forma que si no cumplen los requisitos mencionados, serán
débiles y no servirán para esgrimir un apoyo fuerte y decisivo de defensa y,
con ello, muy difícilmente podrás convencer a otros de tu argumento.
Como
puede concluirse del análisis de las razones ofrecidas, algunas son mejores que
otras, y el resto son imprecisas o débiles, no tienen que ver directamente con
el tema o son repetitivas no aportan realmente nada relevante en apoyo de la
conclusión, etc. Aplicando los criterios mencionados, concluimos que la del
inciso d) es más pertinente porque engloba varias de las otras de manera más
precisa.
VI. Construcción del argumento
Hemos llegado al penúltimo trecho
en el camino de la construcción de un argumento. Si realizamos bien las etapas
anteriores, esta actividad será muy fácil, pues lo que procede es redactar las
premisas y conclusión tal y como han quedado escritas en las fases anteriores.
En tal caso, no olvides:
a)
Presentar tus ideas en orden.
b)
Que la exposición de tus planteamientos sea coherente.
c)
Expresar tus ideas con precisión.
d)
Enumerar las premisas.
e)
Anteponer a la conclusión el símbolo de "por lo tanto".
f)
Si te es posible, prueba el colocar las premisas y la conclusión en
alguna estructura argumentativa que ya conozcas.
alguna estructura argumentativa que ya conozcas.
Siguiendo con nuestro ejemplo de Los derechos de los animales, y dado que
ya conocemos diversas estructuras
argumentativas, optamos por escribir nuestro argumento dentro de la
estructura de modus ponens, por lo
cual nos queda así:
1.
Todos aquellos seres que tengan un sistema nervioso
central que los haga capaces de experimentar sensaciones de dolor y placer
tienen derechos (premisa 1).
2.
Algunos animales (no humanos) tienen un sistema
nervioso central que los hace capaces de experimentar sensaciones de dolor y
placer (premisa 2).
Por
lo tanto, algunos animales (no humanos) tienen derechos (conclusión).
Siguiendo los consejos
recomendados, decidimos precisar que hablamos de animales que no son humanos,
pues recordemos que al ser humano también se le considera un "animal
racional".
VII. Refutación del argumento
La refutación forma parte de la
construcción de argumentos, y consiste en ofrecer razones para demostrar que
una o varias de las premisas que apoyan a la conclusión del argumento son
falsas.
Es importante destacar que para
refutar un premisa no basta con señalar que es falsa; hay que demostrarlo.
La
refutación de argumentos es útil no sólo para contrarrestar las tesis de otros,
también lo es para poner a prueba la fortaleza de nuestras propias creencias.
Por ende, al construir un argumento, además de pensar en las proposiciones que
apoyan nuestras ideas, debemos pensar en las posibles objeciones que otros
podrían hacerles. Esto fortalecerá, por un lado, nuestra propia argumentación,
pues nos permitirá valorar de forma más crítica el argumento que hemos construido,
adelantarnos a responder objeciones factibles e identificar posibles
debilidades. Por otro lado, hacer explícito que se tiene conciencia de las
posibles objeciones que se le pueden oponer a nuestro argumento genera
confianza en nuestro o en nuestros interlocutores acerca de la ética y seriedad.
Revisemos
algunas estrategias útiles para refutar un argumento:
·
Destacar
que se está ofreciendo un argumento falaz. En esta tarea es de gran importancia el
conocimiento de las falacias, pues éstas nos permitirán identificar si hay
errores argumentativos en el planteamiento que evaluamos para poderlo refutar.
Veamos el siguiente diálogo:
Carlos: Todas las personas piensan que las
corridas de toros están bien; por lo tanto, no deben prohibirse.
Alan: Estás cometiendo una falacia, pues
el hecho de que todos estén de acuerdo en algo, no se sigue que sus
creencias sean verdaderas; todos pudieran estar equivocados. Estás
cometiendo la falacia de apelación a la autoridad colectiva.
·
Extraer
consecuencias absurdas de ciertas afirmaciones. Podemos refutar un
argumento haciendo evidente que si aceptáramos sus premisas, se seguirían
consecuencias ilógicas o absurdas, lo cual nos indica que la conclusión no se
sigue de sus premisas. Veamos el siguiente diálogo:
Xóchitl: Los holgazanes no deben tener hijos, pues éstos, al verlos, los
imitarán y también serán holgazanes.
Teresa: Si fuera cierto que por ver a tus padres imitas su actividad,
entonces, ¿cómo explicaríamos la existencia de
hijos holgazanes de padres trabajadores?
·
Encontrar
un contraejemplo. Un contraejemplo es
una excepción a una regla general propuesta, es decir, un caso específico que
evidencia la falsedad de una cuantificación universal (un "para
todo"). Consideremos por ejemplo la proposición:
Todos los estudiantes mienten.
Como esta proposición dice que una cierta propiedad (decir
mentiras) es verdadera para todos los
estudiantes, basta con encontrar un caso
que no cumpla la regla para probar su falsedad. Así, un estudiante que no mienta sería un contraejemplo a "Todos los estudiantes mienten".
·
Cuestionar
el significado de algún o algunos términos (conceptos) con los cuales se
formulan las premisas. Se podría señalar, por ejemplo, que ciertos
conceptos se están utilizando de forma ambigua, imprecisa o engañosa, de tal
forma que si se entendiera de otra manera, no llevarían a determinada
conclusión, sino a alguna diferente. Veamos el siguiente diálogo:
Adrián: Sólo a los seres
humanos se les debe respetar su derecho a la vida. Un asesino ha perdido lo que lo hacía ser humano, por lo tanto, se le debe aplicar la pena de muerte.
Fernanda: El hecho de que una persona sea un
asesino no lo hace que pierda su humanidad
(su condición de ser humano). Lo que pierde es su valor de ser una persona buena. Por ello, de tu
afirmación no se sigue que se le deba aplicar la pena de muerte.
Bibliografía
Sanabria, José Rubén. Lógica. Decimoquinta edición.
San José G., María del Carmen. (2009) Lógica.
Séptima edición. Estado de México: Editorial Esfinge, S. de R. L. de C. V.
Hernández Deciderio, Gabriela; Rodríguez Jiménez,
Gabriela. Lógica ¿para qué? Argumenta, debate y decide racionalmente. Editorial
Pearson.
M. Copi, Irving; Cohen, Carl. Introducción a la
Lógica. Segunda edición de Limusa en español.
Escobar Valenzuela, Gustavo. (2003) Lógica. Nociones
y aplicaciones. Cuarta edición. Editorial Mc Graw Hill.
Mateos Nava, Misael. (2007) Lógica para inexpertos.
Segunda edición. Distrito Federal: Editorial Edere S.A. de C.V.
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